Cuando se lanza una nueva empresa, uno de los primeros pasos suele ser asegurar un nombre de dominio y contratar servicios de hosting. Aunque parece un trámite sencillo y operativo, la forma en que se adquieren y registran estos activos puede tener implicaciones legales, contables y fiscales. Para los CFOs y fundadores de startups, es clave manejarlo correctamente desde el inicio.
1. Naturaleza del gasto: dominio y hosting
- Dominio:
El dominio puede considerarse un activo intangible si se espera que proporcione beneficios a largo plazo (por ejemplo, cuando está vinculado a la identidad y marca de la empresa). En ese caso, debe reconocerse en el balance general y amortizarse durante su vida útil.
Si el dominio se adquiere solo para un proyecto temporal, puede tratarse directamente como gasto. - Hosting:
El hosting, en la mayoría de los casos, se trata como un gasto recurrente (similar a una renta o suscripción) ya que brinda un servicio limitado en el tiempo (mensual o anual). Se registra como gasto operativo.
2. Cuando el dominio o hosting queda a nombre de un fundador
Es común que, en las primeras etapas, un fundador adquiera el dominio o el hosting con su tarjeta personal o a su nombre. Sin embargo, esto genera riesgos:
- La empresa no es la propietaria legal del dominio.
- Si el fundador se retira, puede haber conflictos por la titularidad.
- Inversionistas o auditores pueden cuestionar la propiedad de este activo intangible.
Acciones recomendadas:
- Transferir la titularidad: El fundador debe transferir el dominio a la persona moral lo antes posible, a través del registrador (ejemplo: GoDaddy, Namecheap, etc.).
- Reembolso: La empresa debe reembolsar al fundador, registrando la operación como:
- Aportación de socios (si se capitaliza como parte del capital social), o
- Gasto reembolsado (si se trata de un pago hecho a nombre de la empresa).
- Documentar: Elaborar un acta, acuerdo de socios o al menos una constancia interna donde se establezca que el dominio y el hosting fueron pagados por un fundador y ahora se transfieren a la empresa. Esto evita conflictos futuros y demuestra buen gobierno corporativo.
3. Tratamiento contable
- Si el dominio se capitaliza: Registrar como activo intangible (ej. “Derechos sobre dominio”) y amortizar en el plazo estimado de uso.
- Si el hosting es prepago: Reconocerlo como gasto pagado por anticipado y amortizarlo mensualmente.
- Si se reembolsa al fundador: Registrar como “cuenta por pagar a partes relacionadas” y, una vez pagado, cancelar el pasivo.
4. Buenas prácticas de gobernanza
- Registrar siempre los dominios a nombre de la empresa y usar correos corporativos para administrarlos.
- Solicitar las facturas con el RFC de la empresa.
- Revisar periódicamente si el dominio sigue cumpliendo criterios de activo o debe reconocerse como gasto.
Conclusión
Aunque parezcan gastos menores, el dominio y hosting son activos críticos en la era digital. Un mal manejo puede derivar en disputas legales, inconsistencias contables y problemas con inversionistas. El CFO debe asegurarse de que:
- La empresa sea propietaria legal del dominio.
- Los gastos estén correctamente registrados.
- Exista documentación suficiente para auditorías o procesos de due diligence.
Un tratamiento adecuado desde el inicio fortalece la estructura de la empresa, protege su identidad digital y asegura un cumplimiento ordenado.
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